MI VALENTIA CUANDO JESUS DUERME

El pastor Abraham Pérez fue quien compartió el último mensaje de “Valientes”. “No le permitas a la vida convencerte de lo que no eres”, animó a los adolescentes, en una prédica que marcó los corazones de cada uno.

La última predicación de “Valientes” fue el fiel reflejo del corazón de Dios. En un congreso atravesado por palabras desafiantes de parte del cielo, el pastor Abraham Pérez animó a los adolescentes a no olvidar su identidad en Dios. Su oración inicial fue: “Que Jesús nos tome de las manos y nos lleve a donde él quiere que estemos”.

La prédica estuvo basada en el pasaje que comienza en Marcos 8:22, donde se narra la sanidad del ciego de Betsaida. El significado de esta palabra, para nosotros en América Latina, es “aldea de redes” o “aldea de enredos”. También es sinónimo de incredulidad en la Biblia. Sin embargo, Jesús les recordó a cinco de los doce discípulos que habían nacido allí, que su lugar de origen no los condicionaba.

A continuación, recalcó que Jesús hace siempre lo que le pedimos. Esto, porque -ante los pedidos de sanidad- el Maestro tomó de la mano al ciego y lo llevó fuera de Betsaida. Este milagro fue gradual y diferente para probar la fe del hombre.

Por otro lado, y centrándose en su mensaje, el pastor exhortó: “Sal de la aldea”, haciendo referencia a la decisión de Jesús de sacar al ciego del lugar que lo tenía atrapado. Con respecto, aclaró que Jesús quiere cambiar nuestro domicilio mental y recordarnos que a pesar de lo que escuchemos y veamos, somos diseño de Dios. “Aléjate de lo toxico y de la confusión” –recalcó y agregó- “El sistema va a querer atraparte de nuevo, pero en nosotros esta la decisión de huir”.

“La forma en que Jesús lo sanó no es una ofensa, sino una prueba”, aclaró el pastor de Mérida, México, haciendo hincapié en el método que utilizó el Maestro: escupirlo. En la tradición hebrea, la saliva del primogénito era una señal de legitimidad y honra. Ahora bien, al hacerlo Jesús, era señal de paternidad y protección. “En el día más oscuro y la noche más difícil recuerda quien eres”, dijo con seguridad y siguió declarando: “Eres linaje escogido, real sacerdocio, hijo del Rey de reyes y Señor de señores. Fuiste diseñado pare ser una antorcha potente que enciende a otros”. “En la aldea de la incredulidad sabrán que el cielo te respalda y Su presencia está contigo”, aseguró el pastor.

Para finalizar, dijo: “No importa qué suceda, aunque tiembles, la roca no lo hará. Aférrate a la roca, Cristo”. También insistió a los adolescentes: “La aldea no es para ti, sal de la falta de identidad, de la incredulidad” y aseguró que son elegidos y redimidos. “Después de lo que Jesús ha hecho por ti no regreses a la aldea”, concluyó.

HEBREOS 11:33/34

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