UNA ANTORCHA DE LUZ

La segunda conferencia de este congreso fue de Abraham Pérez, quien vino desde México para traer una palabra de avivamiento de parte de Dios.

El mensaje se basó en el relato de Jueces 7: 4-21, el cual narra la derrota de los madianitas bajo el mando de Gedeón. De esta historia, Abraham Pérez observó tres aspectos importantes:

• Una antorcha
Una persona se vuelve la respuesta de Dios para una generación cuando alguien clama. Las más grandes llamaradas de fuego de parte de Dios, los más grandes avivamientos se han dado en medio de la crisis, porque allí es cuando buscamos a Dios. “Conviértete en la respuesta de Dios para América Latina, en el cambio que tu mundo necesita” dijo el predicador alentando a los oyentes. Sobre esto también dijo:
“Al igual Gedeón tú no eres un foquito miedoso que se está por apagar en una densa oscuridad. Eres diseñado para ser una antorcha que arda, que alumbre y encienda a otros. Tu luz se convertirá en la luz de otros”.

• Un pan de cebada
Éste representa lo más despreciable, y es precisamente lo que los enemigos de Israel soñaron que los destruiría; entonces Dios le hizo saber a Gedeón que ese pan de cebada era él. “Si eres un pan de cebada, eres el candidato perfecto para que luego la gente diga ‘tuvo que ser Dios’”, expresó Abraham, enseñando que Dios no nos escoge por el pasado, sino por nuestro fututo. Por ello, no podemos estar en la cueva del temor, del conformismo, de los problemas anteriores, sino que debemos salir porque el que va con nosotros es el Señor de señores. Se hizo hincapié en “salir a enfrentar la historia de tu vida”, al igual que lo hizo Gedeón con el poder de Dios que lo respaldó en todo momento y el resultado fue que veintidós mil huyeron.

• Las armas
El relato de jueces menciona que aquellos que por encima de su gran sed, no soltaron sus armas para beber agua, son los trescientos elegidos para cuidar al pueblo de Israel, para ir a la batalla. ¿Por qué? porque sólo ellos se quedaron alertas. De la misma manera, nosotros debemos cumplir en nuestros asuntos personales con nuestras responsabilidades y necesidades pero también, estar alertas para cumplir la asignación de Dios con valentía, por ejemplo ser estudiante y a la vez servir a Dios.

Para cerrar esta idea, Pérez interpeló al público con el interrogante: “Y tú… ¿a qué te has dedicado? ¿A saciar tus necesidades solamente? Dios está dispuesto a usar a aquellos que están dispuestos para Él. Si lo que quieres es ser valiente tendrás que estar listo y dispuesto a servir a Dios con todo el corazón pero sin descuidar tus responsabilidades que te competen”. Y retomando la metáfora de la antorcha, dijo: “Dios respalda a los que están dispuestos a desgastarse por encender a alguien más”.

HEBREOS 11:33/34

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