“Mi función puesta por Dios en el día de hoy es que salgas desatada de todas tus ataduras”, comenzó diciendo el pastor y declaró a cada una: “Tú tienes un propósito, eres más que estar detrás de una cocina”. A continuación, comenzó a leer la historia bíblica ubicada en el capítulo ocho del evangelio de Lucas, de donde extrajo una profunda enseñanza acerca de la hija de Jairo y la mujer del flujo de sangre. Hizo una comparación entre ellas y las mujeres presentes.

Para comenzar, mencionó un detalle que le llamó la atención de la historia: la Biblia declara que Jairo tenía una hija “única”, además de otros personajes que presentaban la misma cualidad, un “único” hijo. Con respecto a esto, declaró que el diablo solo ataca a los que son únicos, por eso tantos embates de parte del enemigo para las “mujeres únicas”. No obstante, “por un camino va a aparecer, pero por siete va a huir”.

A continuación, contó que, si bien la historia parecía tratarse solo de Jairo, llegó una mujer que tocó a Jesús y fue automáticamente sanada. “Hay milagros que llevan días, meses y hasta años, pero Dios puede hacerlo en este mismo instante a tu favor”, dijo el pastor. Por otro lado, recalcó que las palabras de Jesús fueron “alguien me tocó”, al sentir que alguien destacaba entre la multitud. “Cuando una mujer ora, ella logra sacar poder de Jesús”, dijo al respecto.

Cuando Jesús la vio le dijo “hija”, palabra que significaría mucho para ella. “Leyendo este texto me deparo con dos generaciones, con dos tipos de mujeres. Dos mujeres distintas pero iguales: la mujer y la niña” -narró el pastor y agregó- “hay una generación que necesita ser sanada, y otra que necesita ser despertada”. Ante esto, animó a las mujeres a levantarse y resplandecer. “Vieron cómo te caíste, ahora verán cómo te levantas. Vieron como llorabas, ahora verán cómo te gozas. Vieron cómo te lastimaban, ahora verán como yo te sano”, dijo de parte de Dios.

Más adelante, comentó que esta historia es conocida, pero tiene un trasfondo. En Israel había una ley que decía que, si una mujer estaba en su periodo, tenía que salir de la ciudad. Ella estuvo así doce largos años y quizá en algún momento se preguntó por qué entre tantas personas en el mundo, le tocó a ella. Esta mujer no pudo casarse ni ver a su familia, pero le hablaron de Jesús.

“Tus días de crisis están a punto de terminar”, dijo el pastor, comparando la historia de esta mujer con la de las presentes. A esto, agregó: “A lo mejor caminas en la vida tratando de ocultar tu verdadero yo, porque si te ven tal cual sos te van a señalar”. También contó que ella tenía que pelear contra una multitud para llegar a Jesús, pero él detuvo su paso para ayudarla. En contra de todos los pronósticos, tocó a Jesús y él la llamó hija. Ahora bien, Jesús no solo le dio sanidad física, sino que reconstruyó su interior. “No importa cuántas bocas te digan que no eres nadie, Jesús te dice lo contrario. ¡Eres elegida!”, aseguró el pastor.

Por otro lado, el pastor recalcó que en medio de ese milagro todavía estaba Jairo, quien creyó que todo estaba perdido para él. Sin embargo, Jesús fue hasta su casa y milagrosamente despertó a la niña. Aunque detrás de la puerta mucha gente esperaba a una niña muerta, ella salió totalmente sana. “Lo que no caminaba caminó, lo que no funcionaba funcionó”, dijo con emoción el pastor.

“Quizá eres como la mujer que buscó a Jesús, pero más osada es la mujer que lleva a Jesús a su casa”, enseñó el pastor y profetizó: “Prepárate porque te vieron salir sola de tu casa, pero vas a volver con Jesús”.

Para terminar, el profeta aseguró que esas dos generaciones que se representan la mujer y la niña están presentes en el congreso. “A lo mejor hay mujeres mayores que dejaron que algo se durmiera en ellas”, se cuestionó y las alentó a despertar lo que se durmió, a revivir los sueños postergados. Las llamó a invertir en ellas mismas, a celebrar las crisis superadas. Finalmente impartió palabra de bendición y declaró vida sobre cada una, profetizando que van a regresar a su casa con ganas de vivir.